Autora: Graciela Pérez Aquilar. Editorial: Quipu.

—¡Timón a babooor, piratas a la vista! –gritan los capitanes de los barcos cuando ven, en el horizonte, la temible bandera negra con una calavera pintada. Saben que deben escapar a toda vela porque viene, por ejemplo, el feroz y quejoso pirata Malasuerte. O el insoportable pirata Chiquito. O el terrible Barlovento, el sanguinario. O también Barbasucia, con su astuto loro Flint parado sobre el hombro.

Pero no todos ellos son espantosos y terroríficos. Por las aguas saladas del Caribe también navega la ingeniosa Colombina, que gana todas las batallas sin disparar un solo tiro. Y Malamuerte, el despistado, que persigue un tesoro de mentira. Los piratas Negro y Blanco ven las cosas de un solo color hasta que aprenden que el mundo no es así. Y el melancólico capitán enamorado busca por los mares del mundo una esmeralda imposible, pero encuentra algo infinitamente mejor. Buenos o malos, lindos o feos, todos ellos viven en el océano infinito y querible de nuestra imaginación. 

¡Timón a babooor, piratas a la vista!

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¡Timón a babooor, piratas a la vista! $9.400

Autora: Graciela Pérez Aquilar. Editorial: Quipu.

—¡Timón a babooor, piratas a la vista! –gritan los capitanes de los barcos cuando ven, en el horizonte, la temible bandera negra con una calavera pintada. Saben que deben escapar a toda vela porque viene, por ejemplo, el feroz y quejoso pirata Malasuerte. O el insoportable pirata Chiquito. O el terrible Barlovento, el sanguinario. O también Barbasucia, con su astuto loro Flint parado sobre el hombro.

Pero no todos ellos son espantosos y terroríficos. Por las aguas saladas del Caribe también navega la ingeniosa Colombina, que gana todas las batallas sin disparar un solo tiro. Y Malamuerte, el despistado, que persigue un tesoro de mentira. Los piratas Negro y Blanco ven las cosas de un solo color hasta que aprenden que el mundo no es así. Y el melancólico capitán enamorado busca por los mares del mundo una esmeralda imposible, pero encuentra algo infinitamente mejor. Buenos o malos, lindos o feos, todos ellos viven en el océano infinito y querible de nuestra imaginación.